Sentimientos encontrados

- Vaya, que bonita estampa… aquí también nos estábamos divirtiendo. Pasad y uníos a la fiesta.

Anna se apartó dejando paso. Su sonrisa de medio lado no presagiaba nada bueno.

Sadie recorrió la estancia con la mirada, Jude no estaba por ningún lado. La inquietud que sentía Sadie en su interior se acrecentaba cada segundo. Al menos no parecía que Archie hubiera llegado.

Algo no encajaba en el diseño de la habitación, intentó recordar la distribución de los muebles tal y como los había visto tan solo un rato antes. Algo estaba diferente. El gran sillón orejero que antes estaba junto a la ventana, ahora miraba directamente a la chimenea a escasos centímetros de los maderos apagados.

Sadie vio que Anna seguía el rumbo de su mirada con un gesto de satisfacción. Se dirigió hacia el sofá y dando un fuerte empujón al respaldo y adoptando un gesto de presentadora de circo lo giró mostrando a un Jude inconsciente y ensangrentado.

-¡¡Tachaaaan!! Os presento al policía más tonto de todo Londres. Ha resultado de lo más gratificante jugar al golf con él.

Sadie no pudo reprimir un grito de  horror. La cara de Jude estaba completamente deformada por los golpes. Los ojos se veían amoratados e hinchados, la nariz parecía torcida y uno de los pómulos estaba hundido. De su boca entreabierta caía un pequeño reguero de sangre. El palo de golf en el apoyabrazos no dejaba dudas acerca de cómo había sido sorprendido. Sadie se temió lo peor. Jude no presentaba ningún signo de vida.

Rod apretó su mano. Estaba tan horrorizado como ella. Notó como el miedo le hizo sentirse vacío por unos segundos. Mirando el rostro de Jude, se vio a sí mismo, tuvo la certeza de que terminaría de la misma forma. Y seguramente Sadie también.

No iban a sobrevivir. La certeza le golpeó con tal fuerza que sintió flaquear las piernas. Si aún estaba vivo es porque necesitaban que la sangre siguiera corriendo por sus venas hasta que consiguieran repetir el experimento que hicieron con su padre.

Notó como Sadie se ponía delante de él interponiéndose en el camino de Anna. Entonces entendió con claridad el motivo de que le hubieran estado siguiendo desde que su madre muriera. Ahora comprendía la insistencia en protegerle, ella sabía que realmente acabarían con él para conseguir lo que querían, al igual que lo habían hecho con Jaimee.

La risa escandalosa y teatral de Anna le trajo de vuelta a la realidad.

- Esto no te lo esperabas ¿verdad Sadie? Como puedes comprobar, tus lecciones de moralidad no las llegué a asimilar del todo bien- la falsa carcajada que soltó Anna revolvió las tripas de Sadie, que apenas podía reprimir las ganas de correr junto a Jude.

Anna sabía lo que estaba haciendo. La conocía de sobra. La estaba provocando con lo que sabía que era su debilidad, su casi único y más fiel amigo.

Sadie miró a Jude intentando detectar algún movimiento en su pecho. Miró a Anna y deseó lanzarse contra ella y destrozarle la garganta en un solo movimiento. Respiró profundamente y trató de serenarse y pensar con claridad. Vio que uno de los brazos de Anna se doblaba hacia atrás ligeramente. Escondía algo en su espalda. Estaba preparada y esperando su ataque.

Necesitaba un plan.  Rod estaba a su espalda y tenía que protegerle a toda costa. No sabía si Jude estaba vivo o muerto, pero tenía que sacarlo de allí. Y tenía que obrar con toda rapidez. Archie llegaría de un momento a otro y entonces estarían perdidos.

Tragó saliva, si Anna quería irritarla, conseguiría justo lo contrario. Volvería la estrategia contra ella. Tomó aire despacio y entrecerrando los ojos habló calmada y sarcásticamente:

- Tengo entendido que tienes los días contados, que tus poderes se debilitan tan rápido que ya ni siquiera eres capaz de luchar con las manos vacías. Necesitas armas. ¿O crees que no veo lo que tienes escondido a tu espalda? ¿Ya no te gusta una buena pelea cuerpo a cuerpo? ¿Tienes que recurrir al factor sorpresa y a los trucos sucios, como si fueras un simple humano?

-Sadie, ¿qué demonios estás haciendo? La vas a cabrear más – le susurró Rod en el oído.

-Déjame, sé lo que me hago.

Anna levantó una ceja y les miró con un atisbo de desconfianza. Lentamente extendió el brazo que había intentado ocultar. El atizador de hierro utilizado para mover leños cayó al suelo estrepitosamente. Anna lo apartó con el pie.

- Vale… hagámoslo fácil. Ya sabes lo que queremos. ¿Por qué no nos das a Patterson, coges a tu querido poli y os largáis de aquí? Te prometo que no sufrirá.

Rod sintió un escalofrío.

-Eso ni lo sueñes.

-Me temo que no tienes otra alternativa. Si te empeñas en no ayudarnos, Archie te aplastará como a la mosca molesta que eres y de todas formas exprimiremos a tu meloncito hasta sacarle la última gota…

-No lo creo… Archie también se debilita. La última vez que intentó llevarse a Patterson, se llevó un buen recuerdo mío. ¿Sigue cojeando?

-No. Se curó más rápido de lo que crees, pero aún está un poquito enfadado por aquello. Pero ahora te lo contará él mismo. Aunque déjame que piense, ¿no consiguió quitarse de en medio un estorbo? Una tal Jaimee, mi sustituta como alumna de la sabelotodo Sadie.

Sadie apretó la mandíbula. No podía dejar que Anna la alterase.

- Por lo que veo estar al otro lado de la moralidad tampoco te ha servido de mucho. Aún te tienes que disfrazar y llamar la atención de algún modo. Sigues sin tener personalidad ninguna y necesitas depender de alguien: de mí, de Hayden, de Archie. No eres capaz de tomar decisiones por ti misma ni de vivir tu propia vida.

El gesto de Anna se endureció. La sonrisa burlona desapareció de su boca para dar paso a una intensa mirada llena de ira.

-Así que quieres que tome una decisión por mí misma. Seguro que no es la que te gustaría…
Comenzó a caminar alrededor de ellos. Su apariencia frágil y elegante hacía que su mirada de odio y la expresión de su rostro fueran desconcertantes, y ante todo, aterradoras.

Según Anna se movía, Sadie hacía lo propio interponiéndose entre ella y Rod. Con los brazos hacia atrás se aseguraba de que él estuviera siempre a su espalda. Hubiera dado lo que fuera por que saliera corriendo y se pusiera a salvo.

Anna dejó de dar vueltas a su alrededor. Dejó de buscar un punto débil. Lo había encontrado.

En un rápido movimiento cogió el palo de golf, lo elevó y apuntando directamente a la cabeza de Jude dejó caer con fuerza su brazo sin dejar de mirar a los ojos de Sadie. El crujido fue escalofriante.

-¡Noooo!- gritó Sadie corriendo hacia ellos en un desesperado gesto por detener el golpe. Tan pronto como se separó de Rod, Anna, echó a correr hacia él. Levantó el palo y se abalanzó con toda su fuerza dispuesta a dejarle fuera de juego.

En ese momento y con toda rapidez, Rod sacó un afilado trozo de madera de su bolsillo de atrás y estirando los brazos esperó la embestida de Anna. Con el incontrolado impulso de la carrera, Anna se ensartó en el palo haciendo caer a Rod hacia atrás y desplomándose encima de él, haciendo que se diera un fuerte golpe en la nuca contra el suelo. Con la caída la estaca se hundió aún más haciendo que el rostro de Anna se deformara en un grotesco gesto de dolor e incredulidad.

Rod sintió como todo se desvanecía a su alrededor mientras sus ojos se cerraban.

Al instante Sadie estaba junto a ellos. Se arrodilló y de un empujón quitó a Anna de encima de Rod. Le tomó el pulso comprobando que estaba muerta. Acto seguido se puso al lado de Rod. Respiraba sin dificultad pero estaba inconsciente.

Tenía que despertarle rápido. Archie estaba a punto de llegar y no podía encontrarles allí.

-¡Patterson!, ¡despierta!, ¡tenemos que salir de aquí! ¡¡Roderick!!

Rod empezó a abrir los ojos, le costó enfocar la vista, pero en unos segundos consiguió ver la preocupada cara de Sadie inclinada sobre él.

- Roderick, ¿estás bien?

Se incorporó ligeramente apoyándose sobre los codos. Miró a su alrededor buscando a Anna. La encontró a su lado, yaciendo boca arriba con los ojos abiertos y una estaca de madera clavada en su pecho.

La cabeza comenzó a darle vueltas de nuevo. Sadie le sujetó la cabeza y la apoyó en su regazo.

-Tranquilo, ya no hay peligro. Está muerta… Pero… ¿cómo…?- acertó a preguntar.

Un repentino temblor empezó a sacudir el cuerpo de Rod. Tardó unos segundos en reaccionar. Miró el ensangrentado palo de golf que la mano de Anna aún aferraba. Comenzó a sentir una creciente sensación de alivio y culpabilidad.

-El factor sorpresa y los trucos sucios a veces a los humanos nos siguen funcionando.- intentó bromear, pero una arcada le vino desde el estómago y tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no vomitar. Consiguió incorporarse un poco, quedándose de rodillas e intentando serenar su respiración.

-Pero ¿de dónde has sacado esto?- Preguntó Sadie perpleja señalando la estaca hundida en el pecho de Anna.

-Al saltar del cobertizo por la ventana. Había una pila de leña, y ese palo estaba en el suelo. Recordé con lo que intentaste matar a Archie la noche en que Jaimee murió y pensé que podría servir para defendernos. Lo escondí en mis pantalones con la esperanza de que no nos registraran.

Sadie no salía de su asombro. Pensó en lo mucho que había subestimado a Rod. Supo que el momento de darle algunas respuestas estaba cerca. Él empezaba a comprender de verdad la situación y dejaría de conformarse con las vagas explicaciones que le habían proporcionado.

Miró a Rod. En breve el sentimiento de culpabilidad le llegaría y solo ella podría ayudarle. Pero de momento parecía que su corazón volvía a latir a un ritmo normal.

Rod vio la preocupación en los ojos de Sadie. Le vino a la cabeza la pregunta que le andaba rondando. Si apenas se conocían, ¿por qué se estaba poniendo en peligro por él? ¿Qué le importaba a ella si unos monstruos le mataban para obtener su sangre? Había perdido a su mejor amiga por su culpa, y parecía que estaba dispuesta a perderlo todo con tal de que a él no le pasara nada.

Sadie le miró fijamente, intentando interpretar la mirada de Rod. Definitivamente estaba empezando a asimilar lo que acababa de hacer. Pronto la adrenalina desaparecería y la angustia le invadiría. Recordaba la sensación de matar por primera vez.
De pronto volvió a la realidad.

-¡Jude!

Corrió hacia el sillón donde el policía permanecía atado e inmóvil. Acercó el oído a su pecho. Con un alivio indescriptible escuchó una débil palpitación. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

-¡Oh Jude! ¡estás vivo!

De un fuerte tirón rompió las tiras de plástico blanco que unían las muñecas de Jude y le abrazó.

Rod miró con asombro los restos que yacían en el suelo. Eran las mismas con las que la policía ataba a los delincuentes y que eran prácticamente irrompibles. Ella las había deshecho como si fueran de algodón.

- Vamos a sacarte de aquí. Te pondrás bien en seguida.

Rod miró a los ojos llorosos de Sadie. Miraba a Jude con adoración. Involuntariamente notó una pequeña punzada en la boca del estómago. Algo había cambiado en el cobertizo. De pronto se dio cuenta de que ya no odiaba a Sadie. Ahora tampoco la temía.

Pero Sadie parecía haberse olvidado de él. Toda su atención estaba centrada en Jude.
Rod recordó la noche en que Jaimee murió, en cómo se habían abrazado cuando él llegó.
Algo encajó en su mente. “Están juntos. Que tonto eres Rod. Estaba claro desde el principio y no lo viste.” De pronto se sintió estúpido con su pequeño y repentino ataque de celos. No tenía sentido ninguno.

Sadie le sacó de sus pensamientos.

-Roderick, vamos, ayúdame a llevarle.

Rod pasó un brazo de Jude alrededor de sus hombros mientras Sadie hacía lo mismo con el otro brazo. Se dirigieron hacia la puerta trasera. En ese momento oyeron como se abría la verja del jardín. Se apresuraron a salir en silencio. Rod echó una última mirada al cadáver de Anna. Vio como comenzaba a deshacerse en ceniza.

Archie llamó a la puerta sin obtener respuesta. Sacó la llave de debajo de la estatua de Cupido que había en el jardín cerca de la puerta y abrió. Le costó solo unos segundos interpretar la escena. El sofá ensangrentado, el atizador de chimenea, la estaca de madera sobre el montón de cenizas… no le cupo duda de quién había finalizado sus días. Miró la puerta trasera que permanecía abierta y se precipitó hacia allí, saliendo con el tiempo justo de reconocer el coche de Gaham desapareciendo a toda velocidad por la esquina.

Sadie conducía  a casi el doble de la velocidad permitida mientras Rod se aferraba al cinturón de seguridad. Solo cuando se alejaron lo suficiente de la casa Sadie aminoró la marcha.

-Tenemos que encontrar un sitio seguro, que Archie no conozca- dijo- Tenemos que llevar a Jude a un sitio donde pueda descansar hasta que se reponga.

-¡Pero hay que llevarle al hospital! Ha perdido mucha sangre y tiene la cara destrozada- replicó Rod.

Sadie le miró con el ceño fruncido.

- No necesitamos un hospital, yo soy médico.

Rod miró hacia adelante exasperado. Recordó cómo Sadie se había recuperado en cuestión de minutos de un golpe en la cabeza que debería haber sido mortal. Dedujo que fuera lo que fuera esa rara enfermedad asociada con la sangre que tenían, les confería una capacidad de recuperación totalmente fuera de lo normal. Suspiró. De pronto se sintió agotado.

-Vamos a mi pub. Seguro que no se le ocurre ir ahí a buscarnos. Al menos no como primera opción- propuso.

Tras sopesar la propuesta unos segundos, Sadie decidió que era buena idea.

El pub estaba ya cerrado. Paul había limpiado todo el local, aunque el suelo se veía sucio. Seguramente lo habría dejado para el día siguiente.

Cuando Rod vio la familiar sala, con los taburetes sobre la barra, las mesas limpias y las sillas colocadas en su sitio y las botellas perfectamente colocadas sobre las estanterías notó una sensación de bienestar que no había notado en días. Se sintió extrañamente reconfortado al entrar en el lugar donde ahora casi identificaba su hogar.

Respiró hondo y volvió a la vorágine que se había convertido su vida. Se dirigió hacia la trastienda donde había un pequeño aseo con ducha incluida.

Sentaron a Jude sobre la fría loza y le desnudaron. Sadie analizaba las heridas con la metódica mirada de quien está acostumbrado a ver cuerpos con lesiones de todo tipo, aunque no podía dejar de estremecerse cada vez que el agua caliente descubría una brecha bajo la capa de sangre que cubría casi toda su piel. Anna se había ensañado con él.

Le preocuparon sobre todo las heridas de la cabeza. Una enorme en la nuca que debió ser el primer golpe, el que le diera desde atrás agazapada tras la puerta. De cualquier otro modo Anna nunca hubiera podido siquiera hacerle un rasguño. Y la otra, la más reciente, la que le había hecho para intentar provocarla.

El agua caliente estremeció a Jude, que intentó abrir los ojos sin conseguirlo. Sadie suspiró de alivio y comenzó a cubrir su cara con pequeños y efusivos besos.

-Jude, tranquilo, estamos a salvo… te vas a poner bien.

 Rod no podía dejar de sentir la punzada en su estómago mientras observaba la escena.
-Tranquila Sads, déjame un momento que me reponga- Dijo Jude intentando apartarla suavemente.

-Voy por algo de ropa- dijo Rod mientras miraba de reojo y con cierta envidia el espléndido cuerpo de Jude en el que no sobraba un gramo de grasa y en el que se marcaban levemente músculos que Rod no estaba seguro de tener.

Sadie ni siquiera le miró cuando salía, solo musitó un ‘gracias’ apenas audible.

Rod no sabía por qué de pronto se sentía así. El acercamiento a Sadie en el cobertizo había sido fruto de la situación. Él no se había fijado antes en ella, ni ella en él. Lo mejor sería no implicarse más con esa chica que solo le traería problemas.

Abrió un cajón de la mesa de su escritorio y sacó unos viejos vaqueros y una camiseta gris.
No estaban limpios, olían a la pinta de cerveza que le cayó a Rod la última noche que trabajó en el pub, pero servirían. Recordó que llevaba esa ropa la noche que Jude y Sadie fueron a verle y él les despidió tras desahogar su rabia. Recordó el rostro de Sadie, triste y afectado. Ella le había rozado el brazo y él había sentido ira hacia ella. Apenas hacía un par de noches de aquello. La situación había cambiado tanto que no recordaba casi porqué entonces estaba enfadado con ella.

Ella estaba con Jude. Se notaba que llevaban tiempo juntos por la confianza que emanaban. No llegaba a entender el porqué del repentino interés por él. Si lo que quería era protegerle, podía hacerlo sin necesidad de abrazos furtivos. Se volvió a sentir estúpido al pensar en ella.

Cerró el cajón con el pie y se quedó apoyado en la mesa. De pronto otro recuerdo acudió a  su mente. La imagen de Anna acercándose a él blandiendo el palo de golf le provocó un escalofrío. Y recordó el sonido que hizo su cuerpo al clavarse en la estaca con el impulso. Nuevamente el estómago se le revolvió.

Acababa de matar a una persona. Por primera vez fue consciente de ello. Lo cierto es que había sido en defensa propia y plenamente justificado, pero no podía quitarse de la cabeza la última mirada de Anna. Necesitó apoyar las dos manos en la mesa mientras la respiración se le volvía a agitar.

- Rod, ¿estás bien?

Al levantar la vista, vio a Sadie observándole desde la puerta.

-La he matado. Nunca en mi vida pensé que me vería en esta situación.

Sadie se acercó hacia él apoyándose en la mesa a su lado.

-Lo sé, siento tanto que te hayas visto involucrado… teníamos que haberlo solucionado sin que ni siquiera te enteraras de que existimos.- Dijo acercándose más a él.

Rod no conseguía tranquilizarse. Y la proximidad de Sadie no le ayudaba.
Ella le miró a los ojos. No supo interpretar su mirada y recordó que hacía tan solo unas horas, él la odiaba.

Tuvo la certeza de que estaba deseando que todo aquello terminase para volver con su vida y olvidarse de ella. Notó que le costaba tragar saliva.

No Sadie, no seas tonta. No te acerques más a él” – pensó.

-Saldremos de esta. Te lo prometo. Después no tendrás que volver a vernos y podrás seguir con tu vida como si nada hubiera pasado.

Rod no sabía que decir. Se empezaba a dar cuenta de que no era eso lo que quería. Su vida anterior se le antojó de pronto anodina.

De pronto una sombra apareció en el quicio de la puerta. Inconscientemente apartó a Sadie y cogiendo el trofeo al cantautor del mes que hacía de pisapapeles adoptó una posición de defensa.

Paul estalló en una carcajada.

-Pero ¿qué haces tío? ¿Desapareces sin decir nada dejándome todo el trabajo y ahora me amenazas con ese premio amañado?

Rod se quedó inmóvil unos segundos antes de soltar el pesado trofeo.

-Joder Paul, ¿no sabes llamar antes de entrar?

-Bueno, ni me había imaginado que pudieras estar por aquí, y menos con compañía.
Sadie pensó que a Rod le vendría bien un rato de relajación y decidió desaparecer para dejarles solos. Se acercó a Paul alargando su mano.

- Hola Paul soy Sadie Cooper, nos hemos visto un par de veces, aunque no nos hayamos presentado… me alegro de conocerte, Pero si me disculpáis, tengo que ir al aseo.

Y cogiendo los vaqueros y la camiseta desapareció por la puerta.

Paul miró a Rod y con sonrisa burlona preguntó:

-¿Pero esa no es la forense que te estaba dando la brasa? ¿No decías que no soportabas verla y que estaba como una cabra?

-Baja la voz ¿quieres? Te puede oír. Bueno, la situación ha cambiado un poco. Bueno un poco bastante. Ya te contaré todo en otro momento, ahora nos tenemos que ir.

-Espera Rod… oye ¿va todo bien? ¿a qué viene esa cara de susto que has puesto al verme entrar?

Rod sonrió y dando una pequeña palmada en el hombro de Paul dijo:

-Solo es que no esperaba ver a nadie, se supone que a esta hora deberías estar más que frito en el sofá de tu casa, porque la posibilidad de que hubieras ligado ni la tengo en cuenta…

- Ja, ja, que gracioso…mira como me río…

Rod le miró con una sonrisa socarrona. De pronto la idea de que podía ser la última vez que le viera pasó por su mente borrando la sonrisa de su rostro. Sin pensarlo, le abrazó.

- Perdona Paul, te he dejado tirado. No haces más que ayudarme y te lo pago así.

- Hey ¿qué haces tío? ¡Que corra el aire! – rió Paul.

Rod se separó sin conseguir sonreír. Paul le sostuvo la mirada, sabía que algo le pasaba, y también sabía que no se lo iba a contar. Al menos esta noche no.

- Para eso están los amigos, cuando quieras hablar, aquí estaré.

Rod le miró agradecido, dejó el trofeo encima de la mesa y salió hacia el baño.

Jude se estaba intentando levantar. Se le veía débil y cansado, pero sin sangre cubriéndole la cara ya no parecía que su vida corriera peligro. Tenía una toalla enrollada en la cintura y a Sadie intentando vestirle.

-Sadie de verdad, que ya puedo yo. Déjame algo de dignidad por favor.

Ella le miró con el ceño fruncido.

- Creo que la perdiste toda cuando te hemos traído a rastras entre Patterson y yo. Menudo policía…

Jude le dio un suave puñetazo en el hombro

-Ya, y sé que me lo recordarás el resto de nuestras vidas.

-No lo dudes. - y dejando la ropa sobre el inodoro, Sadie salió hacia la puerta trasera.

Rod permaneció allí un momento más. Estaba aliviado de que Jude se estuviera reponiendo. Ya no se preguntaba cómo era posible que de todas las heridas que hacía unos minutos atravesaban su piel apenas quedaran unas marcas rosadas que adivinaba que desaparecerían en otros pocos minutos. La hinchazón de sus ojos y el pómulo hundido prácticamente habían vuelto a su estado normal.

-¿Cómo estás? Me alegra verte despierto…

-Estoy bien. Sólo necesitaba unos minutos de descanso-. Jude se sentó sobre la tapa mientras sostenía la ropa en su regazo.- Ya me ha contado Sadie que me has quitado la oportunidad de vengarme de esa arpía chiflada…me pilló desprevenido como a un novato y me dio una buena paliza.

Jude levantó sus azules ojos. Rod estaba recordando el cuerpo tendido de Anna. Se mordió los labios en un gesto de preocupación.

Jude supuso lo que pasaba por la cabeza de Rod. Quitar una vida, por el motivo que fuera, no era algo que se pudiera asumir en una hora.

La voz de Jude sonó suave y tranquilizadora.

-Roderick, gracias. De verdad. No me cabe duda de que Anna me hubiera matado, y después a vosotros. Ya sé que poco te puede ayudar lo que te diga, pero legalmente no estás metido en ningún lío. Nadie va a denunciar su desaparición y nunca se encontrará un cadáver. Otra cosa es lo que pase por tu cabeza. Pero ten por seguro que era ella o nosotros. Ella hubiera acabado contigo sin ningún tipo de remordimiento. Tenlo en cuenta cuando te juzgues a ti mismo.

Rod miró largamente a Jude. Era difícil no sentir aprecio por alguien así, con la capacidad de decir en cada momento lo que la otra persona necesita oír. Entendió el porqué Sadie le quería tanto.

-Es un alivio saber lo de la parte legal, aunque la verdad es que es lo que menos me preocupa. Jamás me había planteado que fuera capaz de hacer algo parecido. Aunque fuera en defensa propia, no me gusta la sensación que tengo…

-Patterson, es lo normal. Lo raro sería que no te sintieras así. Date un poco de tiempo… Y hablando de tiempo ¿podrías darme un par de minutos por favor? - dijo señalando a la toalla.

-Ah! Sí… perdona…voy fuera. Espero que la ropa te valga. Disculpa el olor a cerveza, no tengo otra cosa por aquí.

Rod salió en busca de Sadie.

La descubrió sentada en los escalones mirando hacia un punto fijo en el suelo. Rod reconoció el lugar donde Jaimee había perdido la vida.

Cuando ella notó su presencia, carraspeó y se limpió las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Rod se sentó en el mismo escalón, a su lado.

Sadie carraspeó.

- Murió por mi culpa ¿sabes? Le hice enfrentarse a ellos. Jaimee, que ni siquiera les conocía, y ella lo hizo sin dudar. Confiaba en mí y yo fallé. Y ahora ella no está. Yo la empujé hacia ti y no imaginé el peligro en que os estaba poniendo…

Su voz se rompió en un sollozo. Rod rodeó sus hombros con un brazo intentando infundirle ánimos. Hacía muy poco tiempo él también había perdido a quien más quería en este mundo y también se había sentido perdido. No era algo que se superara en pocos días.

-Sadie, no fue culpa tuya. Fue Archie quien acabó con ella, no tú.

No sabía muy bien que decir. Por experiencia sabía que no había palabras de consuelo que la fueran a hacer sentir mejor.

-Jaimee era muy especial, y la echarás de menos siempre. Pero no estás sola en esto. Tienes a Jude…- El tono de su voz no sonó como le hubiera gustado. Carraspeó.

Sadie levantó la mirada para observar a Rod. Sí tenía a Jude, eso estaba claro. En el momento que se cruzaron sus miradas, volvió a sentir la complicidad que se había desatado en el cobertizo. Quiso apartar la mirada, pero no lo hizo. Rod tampoco.

En ese momento Jude apareció a su espalda. Peinado y con ropa limpia, o al menos sin sangre, parecía de nuevo el policía de siempre. Seguro de sí mismo y listo para tomar decisiones.

Rod se levantó casi de un salto sintiéndose de pronto incómodo. Jude le miró con el ceño medio fruncido. Dirigió la mirada hacia Sadie mientras la comisura de sus labios se curvaba levemente hacia arriba. Sadie desvió la mirada.

-Bien, ya estoy como nuevo. Creo que deberíamos irnos de aquí. Rod, me parece que lo más seguro es que le digas a Paul que te vas unos días a cualquier lado. Si Archie aparece por aquí no se conformará con un ‘no sé dónde está Rod y aunque lo supiera no te lo diría’. Es mejor darle una dirección y hacerle entender que no te importa que se sepa. Si viene Archie será más convincente.

-Bien, eso está hecho. Le diré que voy unos días con mi tía Mildred en Edimburgo. Él la conoce, hemos ido juntos varias veces y no le extrañará que me vaya con ella.

-Mejor invéntate algo. No queremos que Archie se plante en casa de tu tía bajo ningún concepto. Invéntate, qué sé yo… un tío en Liverpool, o mejor, dile que te vas a un concierto en Madrid. Es creíble y nos dará algún tiempo.

Rod desapareció por la puerta. Jude miró a Sadie y cogiéndole de las manos le habló con expresión seria.

-Sads, ¿qué estás haciendo? Sabes como yo que esto puede acabar fatal. No es buena idea.
-¿De qué hablas? No estoy haciendo nada.

-Vamos, que ya te he visto antes esa mirada de cachorrito y sé lo que significa.

-Créeme, no pasa nada. Lo tengo todo bajo control. Ahora no estoy para sentimentalismos. Tú lo has dicho, tenemos mucho que hacer y hasta que esto no acabe, no podré pensar en nada más que no sea librarnos de Archie…

-Bueno, tú dirás lo que quieras, pero te conozco demasiado bien… sólo me preocupo por ti, no quiero verte sufrir. Lo de Jaimee ya es suficientemente doloroso. No quiero que si algo sale mal lo pases peor de lo que deberías.

Sadie se mordió el labio inferior. Era un fastidio que Jude la conociera mejor que ella misma.

-Tranquilo. De verdad que sabré controlarlo. No va a pasar nada. Además, creo que todavía no confía del todo en mí. Y aún no le hemos contado apenas nada de nosotros. Ten por seguro que huirá cuando sepa toda la verdad.

 -¿Saber qué de quién?- preguntó Rod saliendo del local.

Sadie y Jude se miraron. Él levantó una ceja mirando a Sadie. Después tomó la palabra.

-Bien. Tenemos mucho de que hablar y muchas cosas que decidir. Tenemos que ir a un sitio seguro. Pero antes, no sé vosotros, pero yo necesito urgentemente un café y un cruasán.
Subieron nuevamente al coche, aunque esta vez condujo Jude.

Mientras las calles se deslizaban por la ventanilla, Sadie pensaba en lo que le había dicho Jude. “Qué tontería, qué se habrá creído. Espero que Rod no piense lo mismo. Aunque igual en el cobertizo le he dado a entender algo que no era…¿porqué le he tenido que abrazar? Y no una, sino dos veces” Sadie se sorprendió recordando esos momentos. Una y otra vez.

Mientras Rod apoyado en la ventanilla trasera no dejaba de pensar en las miradas de Sadie. No le encontraba el sentido. Juraría que ella sentía algo, pero era tan evidente que estaba con Jude…

Los párpados de Rod empezaron a pesar. Se sentía tan cansado. Sus ojos se cerraban irremisiblemente. Cayó dormido con la imagen de Sadie en su cabeza.

Jude se dirigió a una de las cafeterías que abrían toda la noche. Como policía frecuentaba bares que no estaban vinculados a él de ningún modo. Archie no podría relacionarles con Camomille Street. Se dirigió hacia allí y aparcó en la puerta.

Jude cogió en brazos a Rod con la misma facilidad que si cogiera un oso de peluche. Lo acomodó en los sofás del fondo del local mientras Sadie elegía cafés, muffins y sándwiches en abundancia y le explicaba al asombrado camarero que su amigo se acababa de tomar un antihistamínico que le había hecho quedarse dormido en el coche.

Cuando llegó con la bandeja Jude se bebió su café casi de un sorbo. Sadie observó a Rod que dormía profundamente con la cabeza apoyada en el reposabrazos. Estaba segura de que cuando despertara, comenzaría a asimilar de verdad todo lo que había ocurrido durante las últimas horas. Lo más sensato era intentar apartarle de todo, no involucrarle más.

Jude carraspeó haciéndole desviar la vista del rostro de Rod

-¿Y dices que lo tienes bajo control?  Bueno, no pienso sermonearte. Aprovecha que está KO para mirarle con todo el descaro del mundo.

Sadie notó como la sangre se le subía hasta las orejas.

- No es lo que crees. Estaba pensando en el modo de dejarle al margen de todo esto.

- Sí claro, se veía claramente en tu mirada que pensabas en cómo apartarle de ti.

- Bueno, no hace falta que te burles. En realidad andas bastante equivocado en tus conclusiones. Nos hemos visto más o menos tres veces. Poco tiempo para el encaprichamiento que crees ver en mí. Además sabes que siempre soy muy prudente en este tema.

-Lo sé de sobra. Si te hubieras dejado llevar en nuestro momento seguro que nos hubiera ido bien.

-Sí claro, un tiempo, mientras durase la pasión, pero después cada uno hubiera seguido su camino y ahora ni siquiera sabríamos el uno del otro.

-Bueno, nunca se sabe.

-Jude, significas demasiado para mí como para arriesgar nuestra amistad por un poco de sexo. Lo sabes. Además, ¿Por qué hablamos de eso ahora? Todo aquello sucedió hace mucho tiempo.

-Pero boba, si sólo te estoy picando. Yo también me alegro de que no nos decidiéramos a cambiar las cosas. Hagas lo que hagas con Patterson, te apoyaré.

-Bien, pues aclarado este punto, deberíamos hablar de lo que vamos a hacer. Tenemos a Archie pisándonos los talones y debe estar más enfadado que nunca. No sabemos nada de Hayden, ahora mismo no tenemos claro si sigue con Archie o ha tomado su propio camino.
Jude se acariciaba la mandíbula pensativo.

-Archie se está debilitando, eso es evidente. No sé cuánto tiempo le quedará pero según pasen los días, estará más y más desesperado. Estoy seguro de que lo que hemos vivido hasta ahora no es nada. Si nos hubiera pillado en casa de Anna, ninguno estaríamos con vida. Tenemos que evitar a toda costa que nos vuelva a atrapar a alguno de los tres.

-Quizás podríamos desaparecer un tiempo, irnos un par de meses y volver cuando estuviéramos seguros de que ha muerto… pero ¿cómo podríamos saberlo? ¿Podrías poner a alguien a vigilarle?

-¿Huir y escondernos? ¿Y si no se muere? ¿Estarías dispuesta a cambiar nuevamente de vida en otra ciudad o incluso en otro país? Apenas llevas cinco años con tu nueva identidad, tendrías que rehacer todo nuevamente, y ya irían diez vidas diferentes. Además,  ¿Arrastraríamos a Rod fuera de todo lo que conoce? Creo que no es la mejor idea.

-¿Y qué propones? ¿Matarle? Tiene que haber otra forma de salir de esto…

Sadie entrecerró los ojos  y se frotó las sienes haciendo círculos.

- No puedo pensar con claridad. Necesito beber. Necesito una bolsa fresca para funcionar.
Jude se inclinó hacia adelante.

- ¿Y Víctor? ¿Ya no es tu FAR?

-Sí claro, espero que me dure, ¡es tan tierno!. Pero últimamente he bebido de él con demasiada frecuencia. Ya sabes que el estrés me da sed. No sería prudente volver hoy. Bueno, arreglaré eso más tarde, ¿qué estábamos diciendo? ¿Qué no era buena idea desaparecer?

-Mira, si hubieran querido hacer esto de un modo amistoso, Jaimee y Anna estarían vivas y Rod tendría a su madre a su lado y habrían conseguido su sangre de una forma más sutil, pero han sido ellos los que han elegido este modo de resolver las cosas. Si no acabamos con él, acabará él con nosotros.

-Hay otra opción- dijo un somnoliento Rod.

-Rod! –Exclamó Sadie -¿Desde cuándo estás despierto?

-Eso no importa, ya os pediré explicaciones luego. Ahora vamos al hospital, me sacáis sangre y salimos de dudas de una vez por todas. Si lo que quiere es mi sangre, se la daré voluntariamente. No quiero que nadie más muera por mi culpa.

Sadie y Jude cruzaron una preocupada mirada.

-Pues no es mala idea- dijo Jude. –La verdad es que es casi lo primero que deberíamos haber hecho, asegurarnos de que la sangre de Rod tiene las propiedades de la de su padre.
Sadie miró a Rod mientras se colocaba el pelo detrás de la oreja. Estaba nerviosa. No sabía cuánto había escuchado Rod.

-Bien, ese análisis es cosa mía.

-Perfecto- Exclamó Jude.- Entonces este es el plan. Vosotros vais al hospital mientras yo voy a por ropa de mi talla. Compraré algo, no pasaré por mi casa, no quiero que me vuelvan a pillar desprevenido. Nos vemos allí en un par de horas.

Rod devoró dos sándwiches y un café antes de salir. Necesitaba mantenerse despierto y según Sadie para lo que iba a buscar en su sangre no era necesario el ayuno de cuatro horas habitual.

Se despidieron de Jude en la puerta.

-¿Te parece si vamos caminando? Estamos cerca y así se me despejará la cabeza- Propuso Rod.

Sadie asintió. También le vendría bien un paseo. Tenía muchas cosas en las que pensar. Comenzaron a caminar despacio. El uno junto al otro, mirando hacia el frente. Todavía era noche cerrada. El silencio y la tenue iluminación conferían a la calle un aspecto tenebroso. Rod se sintió intranquilo.

-No sé si te he contado que me dan pánico las agujas- dijo.

-Bueno, no te preocupes, a mucha gente le dan miedo.

Rod cerró los ojos, solo pensar en ello se le comenzó a poner mal cuerpo. Sadie le dio un pequeño empujón con el hombro.

-Tranquilo, te prometo que casi ni notarás el pinchazo.

Rod volvió  a sentir el pinchazo en el estómago. Tragó saliva.

-Jude es un gran tipo. Me alegro de que esté bien. En casa de Anna parecía que no saldría vivo. Su recuperación ha sido asombrosa.

Sadie carraspeó nerviosa. No quería tener que explicarle todavía el motivo de la pronta recuperación de Jude. Era consciente de que muy pronto tendría que contarle toda la verdad y que lo más seguro es que no volviera a verle nunca. Sintió una repentina desazón ante la idea.

Caminaron un rato en silencio. Rod miraba hacia el suelo.

-Sadie, no me tienes que contar nada que no quieras, pero después de todo lo que estamos pasando, me gustaría conocerte un poco mejor. Sé que hay algo de vosotros que no queréis que sepa. No voy a insistir en ello, pero creo que dadas las circunstancias, me merezco algunas respuestas.

Sadie volvió a notar el nudo en la garganta.

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