Incoherencias

El mismo fuerte portazo que acompañó a Rod cuando abandonó el apartamento de Sadie se repitió cuando entró en el suyo. Se había tambaleado escaleras abajo, de lado a lado, chocando progresivamente contra la barandilla y la pared, hasta que con manos temblorosas fue capaz de abrir su propia puerta.

Se precipitó todavía con pasos vacilantes contra el sofá de su salón, la sensación de estar rodeado de sus cosas, de su ambiente familiar le resultó un alivio después de la incómoda experiencia vivida minutos antes. Vomitar en un apartamento desconocido, desangelado y nada acogedor; escuchar de voz de una desconocida una historia incoherente que además le devuelve al momento más trágico de su vida: la muerte de su madre…. Incluso la textura rugosa de la manta situada sobre el respaldo le resultaba agradable, y recorrió con sus manos de manera impasible su superficie, arriba y abajo, arriba y abajo, intentando dejar la mente totalmente en blanco.

Se incorporó en el sillón con el sólo propósito de quitarse las zapatillas para estar más cómodo. Sólo en ese momento y cuando bajó la vista hacia sus pies, se dio cuenta de que sus vaqueros estaban teñidos de un color oscuro, manchas de la sangre de Sadie cuando reclinó su cabeza contra él en la oscuridad del callejón. Sintió la nausea regresar de nuevo a su cuerpo y el té que acababa de tomar le abandonó de nuevo violentamente, esta vez contra la porcelana blanca del lavabo.

No había manera de que esas ropas fueran a lavadora. No después de lo que había vivido y lo que su sola visión hacía a su cuerpo. Cogió una bolsa negra de la basura y se la llevó al baño, a medida que se fue quitando la ropa la fue introduciendo en la bolsa con la intención de deshacerse de todo, zapatillas incluidas.

Se metió en la ducha, la cabeza del todo debajo del chorro de agua caliente, las manos apoyadas firmemente contra los fríos azulejos de la pared. Sumido en sus pensamientos no supo cuanto tiempo permaneció en esa postura, contemplando como el agua que resbalaba por sus piernas desaparecía por el desagüe situado entre sus pies. En cualquier caso debió ser mucho tiempo, suficiente como para que el agua empezara a salir cada vez más templada, hasta que finalmente una corriente helada recorrió su espalda y cerró el grifo.

Con una toalla alrededor de la cintura como única vestimenta se dirigió a la cocina bolsa de basura en mano, hasta que recordó que el bolsillo delantero de sus vaqueros contenía algo que le iba a ser de utilidad si quería poner algo de claridad en todo lo sucedido. Volvió a abrir la bolsa y en el bolsillo izquierdo encontró una tarjeta arrugada, que en algún momento debió ser blanca, con un solo nombre y un teléfono móvil.

Tenía la cabeza completamente embotada de no dormir y del estrés del día anterior. La bebida de Sadie para intentar relajarle, a pesar de haber abandonado su cuerpo horas antes, le hacía permanecer aún en un estado de semi vigilia que odiaba profundamente. Necesitaba estar en plenas facultades para poder recordar con detalle todo lo ocurrido desde que vio a Jaimee de nuevo apoyada contra la barra del pub.

Su despedida en el apartamento había sido incómoda cuanto menos, Rod tenía claro que pese a la euforia de haber disfrutado de una buena sesión de sexo, Jaimee no era para él. No en ese momento de su vida al menos. Pero eso no significaba que el hecho de haberla visto a morir a cinco metros de él le afectara menos. Estaba profundamente impresionado por cómo la vida se había escapado de aquel cuerpo que el día anterior se estremecía entre sus brazos. No podía olvidar cómo ella se había interpuesto entre él y su atacante, y los últimos segundos en que sus ojos permanecieron abiertos, desenfocados mirando al cielo, antes de cerrarse para siempre.

Recordó también el grito desgarrador de la otra mujer, Sadie, gritando su nombre y aferrándose al cuerpo de Jaimee, mientras lloraba y repetía tú no, tú no….a partir de ese momento todo se volvía muy borroso.

Recordaba a Jude diciéndole que se metiera en el coche, que él era policía. Con ese recuerdo alisó la tarjeta blanca que tenía en la mano, y buscó su teléfono para marcar el número en ella anotado.

Prácticamente en ese mismo momento y en el extremo opuesto de la ciudad tenía lugar una conversación telefónica

- Sadie, soy Jude, ¿cómo ha ido la noche?

- No muy bien, mientras la infusión calmante hizo efecto no hubo problemas, Rod apenas se movió. Pero se despertó demandando información y francamente, no creo haber sido muy convincente…. Se marchó casi hiperventilando, gritando frenéticamente.

- Mierda, esto no es lo que habíamos previsto.

- ¿Y qué esperabas? Sinceramente Jude, le he contado una historia casi de terror y además incompleta, intenta explicarla tú a ver si se te da mejor.

- ¿Ha entendido al menos que su vida está en peligro y que alguien le persigue?

- ¿Sinceramente? Creo que no, que no es consciente. Cuando mencioné a su madre fue cuando se puso histérico.

- Habrá que extremar la vigilancia entonces…

Una breve pausa antecedió al resto de la conversación

- ¿Y tú? ¿Has averiguado algo de Hayden o de Archie?

- Nada, es como si se les hubiera tragado la tierra, pero no están cerca de vosotros no te preocupes, tengo vuestro edificio vigilado desde fuera.

- No se cómo volver a acercarme a él y que me escuche…

- Sadie…

- Si al menos me hubiera dejado acabar…

- Sadie…

- Quizá si no hubiera visto lo de Jaimee…

- ¡Sadie! Deja de teorizar sobre lo que ya no tiene solución, buscaremos la manera ¿de acuerdo? ¿Puedes ver qué hace ahora?

- Sí, tiene su teléfono móvil en la mano, creo que se va a llamar a alguien…

- Sadie, te dejo, me está entrando otra llamada, hablaremos luego…

***

Jude presionó la tecla de llamada entrante y esperó a que su interlocutor iniciara la conversación

- ¿Sí?

- Gahan al habla, ¿quién llama?

- Soy Patterson, Roderick, quería decir.

- Patterson, ¿cómo te encuentras?

- Una pregunta antes de seguir con la conversación, ¿eres de verdad policía?

- Sí, así es.

- ¿Entonces por qué abandonaste el callejón dejando el cuerpo de Jaimee allí deshaciéndose en cenizas?

-Los refuerzos estaban de camino y era más importante alejarte del peligro.

-¿Se han ocupado de ella? ¿Tenía familia en Londres?

-Patterson despreocúpate, Jaimee ha sido atendida convenientemente, desgraciadamente ella no es ya motivo de atención para nosotros, tú si.

- Sí, la forense me ha dicho….- Rod titubeó ligeramente antes de proseguir- ¿es verdad que yo era el objetivo de los asesinos de mi madre?

- Jude contestó algo bruscamente y algo exasperado.  ¿eso es todo lo que recuerdas de lo que te contó Sadie?

- Contesta a mi pregunta

- Si.

El silencio se hizo a ambos lados de la línea, tras unos segundos que parecieron interminables Rod volvió a hablar:

-¿Podemos vernos en el pub esta tarde?

-Me pasaré por allí – un largo suspiro puso fin a la conversación.

Cuando Rod llegó al pub unas horas más tarde no pudo evitar volver la vista al oscuro callejón. En él no parecía que hubiera sucedido nada inusual. Los cubos de basura continuaban alineados contra la pared del fondo, la puerta de mercancías seguía cerrada como habitualmente y el suelo estaba vacío, casi impoluto… sin rastro del cuerpo sin vida de Jaimee.

Lo segundo que Rod percibió fue que Paul había permanecido totalmente ignorante de lo que sucedió a escasos metros de la barra. Cuando atravesó la puerta le saludó con la misma camaradería usual, puso delante de él una cerveza como cualquier otro día y su rostro tenía su omnipresente mueca de entre interesante y divertida, la mirada pícara.

Decidió en ese momento no compartir con él ninguno de los estresantes eventos, prefería que su amigo permaneciera en la sombra, “menos es más”, se dijo a sí mismo.

Había servido unas cuantas cervezas ya, y el sol se había ocultado tras los edificios en la otra orilla del río cuando finalmente Jude hizo su entrada por la puerta del pub. Divisó a Rod al final de la barra y se dirigió hacía allí con paso firme. Detrás de él, con pasos más inciertos, alguien también avanzaba.

Cuando Rod levantó la cabeza y vio al policía no pudo evitar la expresión de enojo de su cara.

- ¿Qué hace ella aquí? -Preguntó de manera brusca.

- Pueda aportar mucho a esta conversación Rod, dale un respiro, ella no es responsable de nada de lo sucedido.

- Lo es de haberme drogado.

- Sólo intentaba ayudar…- replicó Sadie.

Rod apartó la mirada de Jude y finalmente la posó en ella. Era casi como si la contemplara por primera vez. Ni la oscuridad del callejón en los momentos del enfrentamiento ni su estado de sopor y desasosiego de esta mañana le habían permitido distinguir su delicado rostro ni la intensidad de su mirada. Debajo de unas largas pestañas sus ojos marrones tenían una expresión de concentración.

Cuando se dio cuenta de que llevaba demasiado tiempo contemplando cómo algunos mechones de pelo se habían escapado de su coleta se dio la vuelta para servir unas cervezas.

Colocó dos vasos de John Smith delante de sus visitantes. Al ser más suave que la Guinness esperaba que en caso de que la conversación se alargara, fueran capaces de mantenerse suficientemente sobrios durante la misma.

Jude levantó el vaso con el contenido dorado, brillante y atractivo y de un sorbo bebió un tercio de su contenido. Sadie jugueteó con el vaso húmedo entre sus manos, sin tomar un solo trago. Los dos miraban fijamente a Rod que conversaba con Paul mientras les señalaba a ellos, en un gesto que claramente indicaba que se tomaba un respiro para hablar.

- Vamos a sentarnos en una mesa - les dijo Rod, caminando en dirección al fondo del local, junto a las ventanas más alejadas de la barra. Jude y Sadie cogieron sus bebidas y le siguieron.

- No me fió de ti- comenzó Rod apuntando con su dedo índice a Sadie - no sé quién eres ni cómo conociste a mis padres pero no me das buenas vibraciones…

Sadie se echó para atrás en la silla, el final de su coleta rozando el comienzo del respaldo. Mantuvo fijamente su mirada en la de Rod, pero sin abrir la boca.

-Harás mal si no la escuchas- continuó Jude - Sadie puede explicarte mejor que yo qué peligro es el que te amenaza.

-Sólo quiero saber qué relación tiene conmigo la muerte de mi madre, me da igual quién me lo explique.

Sadie suspiró, apoyó los codos sobre la mesa y se inclinó hacia Rod.

- Intenté explicarte esta mañana, que tiene que ver con la sangre de tu padre. En el curso de un experimento científico descubrimos que tiene ciertas peculiaridades y su aplicación para curar una enfermedad muy específica. Algunos de los enfermos querían hacerse con ella sin ningún tipo de control, desesperados por recuperarse, y eso precipitó la muerte de tu madre, en realidad a quien buscaban en tu apartamento esa noche era a ti, con la esperanza de que tu sangre contenga el mismo compuesto que la de tu padre.

Rod golpeó con su vaso la mesa en un gesto seco y hostil.

- Eso no tiene sentido, mi padre murió en un accidente y nunca autorizamos ningún tipo de investigación con su sangre.

- El descubrimiento de la especial sangre de tu padre sí que fue accidental e imprevisto…

- Aún así - dijo Rod volviendo su rostro hacia a Jude - creo que esto es un delito.

Jude levantó sus azules ojos, fríos y calculadores.

- Si por no escuchar nuestras advertencias tú también resultas muerto, eso sí será considerado delito.

Rod se sentó aún más derecho en la silla, las manos apoyadas sobre las rodillas y los puños cerrados, le estaba costando mucho controlar su ira en ese momento.

- ¿Me estás amenazando Gahan?

- No, te estoy aconsejando.

- Déjame al menos aclararte algunas cosas …. Intervino Sadie, que hasta el momento no había participado en el intercambio entre los dos hombres.

- Tú cállate – le espetó Rod – no estoy hablando contigo. Exhaló tan fuerte por la boca que el flequillo sobre su frente se movió hacia el lado derecho. Ni siquiera tenías que estar aquí, fue al poli al que yo había citado.

Sadie decidió dejar de hablar, se dio cuenta de que en ese momento no conseguiría que Rod la escuchase, definitivamente acompañar a Jude no había sido la mejor idea.

-No te consiento que le hables de esa manera – intervino Jude, la tensión podía cortarse con un cuchillo.

- Efectivamente no tienes que consentirme nada, esta conversación ha terminado.

Rod se levantó tan violentamente que la silla cayó al suelo con un ruido tan repentino que incluso Paul desde la barra miró hacia allí, a tiempo de ver a su amigo caminar con paso rápido a la salida trasera del Pub, sin parar de caminar y con voz enfurecida exclamó:

- Voy a tomar un poco el aire.

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